Un millón de personas en Ghana, principal productor de oro de África, extraen a mano el precioso metal del suelo cada día, envenenando el medio ambiente y sus propios cuerpos con mercurio y plomo, afirma la revista NV.
En 2002, Yaw Ngoa, de 19 años, procedente de la ciudad pobre de Baudi, en el oeste de Ghana, decidió seguir el ejemplo de su hermano mayor Peter y aceptó un trabajo como operador de trituradora en una mina de oro. Su trabajo consistía en triturar la roca hasta convertirla en polvo, del que luego sus compañeros lavaban las valiosas pepitas. «Estas máquinas creaban tanto polvo que yo estaba cubierto de él, respirando nubes de polvo todo el día», dijo el africano a Reuters. Sin embargo, no se quejaba de su trabajo; un salario de 60 dólares o, si tenía suerte, hasta 300 dólares semanales compensaba con creces las duras condiciones. Ngoa se ha unido así a un ejército de millones de mineros que cada año aportan más de cien toneladas de metales preciosos, un producto de exportación clave para los 29 millones de habitantes de Ghana. En los últimos años, los bajos costes de la minería y las políticas gubernamentales favorables han impulsado la industria local de extracción de oro. Como resultado, Ghana se convirtió en 2018 en el primer productor del continente del metal amarillo, superando a Sudáfrica, que había mantenido ese estatus durante un siglo.
Ghana produjo 4,8 millones de onzas (136 toneladas) de oro el año pasado, y la mayor parte de este volumen procede de pequeñas minas, incluidas las ilegales, y no de grandes empresas internacionales. No todos están equipados industrialmente y a menudo explotan las minas con métodos artesanales peligrosos.
Aquí, los africanos armados con palas, bombas y mangueras lavan pepitas de metales preciosos en pozos excavados a mano. Los mineros primero lavan la tierra en un tamiz y luego mezclan el sedimento con mercurio, que atrae las partículas de oro. La amalgama resultante se enciende y el mercurio se evapora, envenenando a los mineros.Además de trabajar con sustancias tóxicas, los mineros inhalan a diario polvo con alto contenido de plomo y otros metales pesados, lo que provoca enfermedades pulmonares, subrayan los médicos. Ngoa recuerda cómo murió su hermano mayor en 2009: Peter, de 40 años, ingresó en el hospital con una tos persistente y una hemorragia nasal y murió poco después. En los años siguientes, otros ocho buscadores de oro murieron con síntomas similares.
El mercurio de las minas está envenenando no sólo a los mineros, sino también el suelo y las masas de agua, dicen los ecologistas. En 2016, científicos ghaneses financiados por la Universidad de Michigan descubrieron que el nivel medio de mercurio en el agua cerca de Baudi es diez veces superior a los niveles de seguridad internacionales. Además, la expansión de la mina está cortando árboles. Según el Instituto de Recursos Mundiales, Ghana está perdiendo sus bosques tropicales más rápido que cualquier otro país del mundo. A pesar de la amenaza que supone para el medio ambiente y para sus propias vidas, cerca de un millón de africanos siguen extrayendo el metal amarillo en minas artesanales. El alto precio del oro y el equipo chino barato hacen que sea mucho más rentable que el trabajo en las plantaciones de cacao y caucho, que pagan entre 5 y 10 dólares a la semana.
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