Algunos de nosotros parecemos tener una creencia exagerada en nuestras capacidades. ¿Por qué nos resistimos a la idea de que podríamos no ser buenos en algo?
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Imagina que te enfrentas a un oso pardo. Y no estás armado. Sólo eres tú contra el oso en una pelea directa. ¿Quién crees que ganaría? ¿Y en una pelea con un cocodrilo, una cobra real o un águila?
En una encuesta de YouGov realizada en EE.UU. en 2021 a más de 1.700 personas, el 6% de los encuestados consideró que podría vencer al oso y un número ligeramente mayor se mostró partidario de luchar contra el cocodrilo. Y cuando se trata de una pelea con una cobra real, el 23% de los hombres dijo que ganaría. Mientras tanto, el 38% de los hombres pensaba que podría vencer a un águila.
Tal vez, algunos de los encuestados eran tipos de Tarzán con magníficas habilidades de lucha. Lo más probable es que estuvieran presumiendo o tuvieran un ridículo exceso de confianza.
Entonces, ¿qué tal aterrizar un avión en caso de emergencia sin estrellarlo y sin que mueran todos los que están a bordo? ¿Podrías hacerlo? En un estudio reciente, una investigadora llamada Kayla Jordan, de la Universidad de Waikato, en Nueva Zelanda, se hizo esta pregunta.
Una vez más, los niveles de exceso de confianza fueron sorprendentes. La mitad de las personas a las que preguntó pensaban que tenían una posibilidad entre cinco de aterrizar el avión con éxito. Y cuando a los encuestados se les mostró un vídeo de tres minutos de un piloto entrenado en el aterrizaje de un avión, se mostraron aún más confiados, calificando sus posibilidades en un 30%. Una cuarta parte de los encuestados fue aún más lejos, diciendo que sus posibilidades eran del 60%.
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Sí, en un escenario en el que de repente tenían que tomar los mandos del avión sin ninguna ayuda, y aun reconociendo que aterrizar un avión es una tarea de gran destreza, que requiere una gran pericia, un número asombroso de personas sin experiencia ni habilidad pensaron que tenían más probabilidades de llevar el avión a tierra de forma segura. Todo ello a pesar de que el vídeo se grabó desde la parte trasera de la cabina, no había sonido, los espectadores no podían ver lo que hacían las manos de los pilotos desde ese ángulo y un piloto que lo vio lo declaró 100% inútil.
Por supuesto, hay ejemplos reales de pasajeros que han tomado los mandos de un avión y lo han hecho aterrizar con éxito después de que el piloto haya caído enfermo y se haya desmayado en la cabina. Un ejemplo reciente tuvo lugar en Florida en mayo de 2022. Pero el pasajero en este caso, Darren Harrison, tuvo la ventaja de que un controlador de tráfico aéreo, que también era instructor de vuelo, le habló durante el aterrizaje. Un piloto experimentado ha calculado que la probabilidad de que alguien aterrice un avión sin ayuda es del 10-15%, una probabilidad mucho menor que la que muchos de los participantes en el estudio neozelandés se dieron a sí mismos.El exceso de confianza no sólo se manifiesta en situaciones de vida o muerte. En otra encuesta de YouGov se preguntó a los encuestados si serían capaces de ganar un punto a la ganadora de 23 Grand Slams Serena Williams en un partido de tenis si estuvieran jugando a su mejor nivel. El 7% de los encuestados opinó que podía, y el 12% entre los hombres.
Conducir es otro ámbito en el que tenemos una idea exagerada de nuestras capacidades. En un estudio muy citado realizado en Estados Unidos en 1981, se descubrió que el 93% de los conductores creían que estaban por encima de la media, lo cual es, por supuesto, estadísticamente imposible. Este sesgo cognitivo se denomina a veces efecto Lago Wobegon, por la ciudad ficticia del autor Garrison Keiller en la que todos los niños están por encima de la media; un término más técnico es superioridad ilusoria o, simplemente, efecto de estar por encima de la media.
El éxito suele venir de la mano de los riesgos y el esfuerzo hasta el límite de nuestras capacidades o más allá.
Para que alguien esté por encima de la media, algunas personas tienen que estar por encima de la media y otras por debajo de la media, pero aún así no nos gusta situarnos en esta última categoría.
Del mismo modo, a pocos nos importa admitir que no sabemos cosas y esto puede llevar a la sobreexigencia. ¿Ha oído hablar de la cholarina? ¿Y las placas de paralaje? Ambos son términos científicos inventados, pero un estudio muy interesante descubrió que muchas personas respondieron que sí cuando se les preguntó si habían oído hablar de ellos.
Por supuesto, un poco de exceso de confianza puede ser útil. Queremos que los niños crean en sí mismos y se atrevan a hacer cosas nuevas. El éxito suele venir de la mano de la asunción de riesgos y de la superación de los límites de nuestras capacidades. Si muestras confianza en ti mismo, inspiras confianza a los demás. Es más probable que te crean, confíen en ti y te promuevan si expresas tus opiniones con confianza. Sin embargo, hay un elemento paradójico en todo este refuerzo que se conoce en psicología como el efecto Dunning-Kruger, tras un estudio que demostró que las personas que más sobrestimaban sus capacidades eran las peores en cuanto a logros reales.
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